Una gigantesca mancha de basura flota en el Océano Pacífico. Se trata de desperdicios que arroja el hombre a los mares principalmente desde tierra y que se acumulan en un sector donde las aguas giran lentas y retienen los desechos, que infectan la vida de las especies y generan gran mortandad entre los animales marinos y las aves.
Todos los años se producen cerca de 100 millones de toneladas de plásticos, de los cuales 10 millones terminan en los mares. Los vientos y las mareas arrastran estos desperdicios por las aguas de los océanos. Mucha de esta basura se junta por acción de las corrientes marinas formando islas de porquerías que viajan a la deriva por los mares. El resto cae a los fondos de los océanos contaminando los lechos marinos.
La isla de basura
En el año 1997 el investigador y activista Charles Moore se topó con una gigantesca mancha de basura que flotaba en los mares del Pacífico norte. Se trataba de botellas de plástico, balones de fútbol, bolsas, y un sin fin de desperdicios de consumo humano que fueron a parar a ese lugar. Investigando la situación, descubrió que la “isla de basura” era del tamaño del estado de Texas, y que se acumulaba en ese lugar debido a las corrientes marinas que en ese lugar se mueven lentamente en círculos, y facilitan la acumulación de estos objetos. Además el viento escaso y el relativo poco movimiento de sus aguas ayuda a que estos desperdicios se mantengan juntos.
Esta isla de basura crece año a año produciendo un foco de infección gigantesco para el planeta, y que se alimenta por los desperdicios que se arrojan todos los días al mar desde barcos, plataformas off-shore, pero principalmente desde tierra.
La fauna en peligro
Los principales afectados por el momento son las aves y la fauna marina. Se estima que cada año mueren aproximadamente un millón de aves y cerca de cien mil animales marinos por consumir basura que desecha el humano. En los estómagos e intestinos de los especimenes estudiados se encuentran restos de plásticos que los animales confunden con presas, y que terminan por producirle la muerte.
Hay que tener en cuenta que el plástico actúa como una esponja que absorbe los contaminantes químicos que actúan como veneno para la fauna marina. Además, el plástico es uno de los elementos que produce el hombre de más difícil degradación, puesto que tardan cientos de años en desintegrarse, incluso miles, dependiendo del tipo de plástico. Lo cierto es que la acción del agua, el sol y el aire puede hacer que el material se rompa en pedazos más pequeños, pero esto lejos de mejorar la situación, la empeoran puesto que los pedazos más chicos son fácilmente tragados por las aves, los peces o las tortugas marinas.
La basura de los mares del Pacífico norte no sólo se encuentra flotando en su superficie. Se estima que del total de los desperdicios que llega hasta los mares, un 70 por ciento se hunde y termina regado en el lecho marino. Según cálculos realizados por los investigadores científicos, por cada kilogramo de plancton que se encuentra en esa zona, existen cinco kilogramos de basura. Es verdad que no es una zona rica en nutrientes marinos, de hecho es una de las más escasas del mundo, pero de todas maneras no es algo natural que haya más basura que vida. Y ciertamente tampoco es algo bueno.
Conciencia
El problema es el mismo de siempre: la falta de conciencia y de previsión para tratar el tema de qué hacer con nuestros desperdicios. Un buen inicio sería restringir el uso de materiales de plástico en nuestras casas y lograr establecer un buen método de reciclado con el fin de producir la menor cantidad de residuos posibles. Pero sin políticas medioambientales coherentes y globales esto no va a ser posible.
Y en un mundo que todavía no sabe cómo ponerse de acuerdo para darle de comer a todos sus habitantes, el qué hacer con la basura que producen parece ser un tema secundario. Aunque no lo sea.
Todos los años se producen cerca de 100 millones de toneladas de plásticos, de los cuales 10 millones terminan en los mares. Los vientos y las mareas arrastran estos desperdicios por las aguas de los océanos. Mucha de esta basura se junta por acción de las corrientes marinas formando islas de porquerías que viajan a la deriva por los mares. El resto cae a los fondos de los océanos contaminando los lechos marinos.
La isla de basura
En el año 1997 el investigador y activista Charles Moore se topó con una gigantesca mancha de basura que flotaba en los mares del Pacífico norte. Se trataba de botellas de plástico, balones de fútbol, bolsas, y un sin fin de desperdicios de consumo humano que fueron a parar a ese lugar. Investigando la situación, descubrió que la “isla de basura” era del tamaño del estado de Texas, y que se acumulaba en ese lugar debido a las corrientes marinas que en ese lugar se mueven lentamente en círculos, y facilitan la acumulación de estos objetos. Además el viento escaso y el relativo poco movimiento de sus aguas ayuda a que estos desperdicios se mantengan juntos.
Esta isla de basura crece año a año produciendo un foco de infección gigantesco para el planeta, y que se alimenta por los desperdicios que se arrojan todos los días al mar desde barcos, plataformas off-shore, pero principalmente desde tierra.
La fauna en peligro
Los principales afectados por el momento son las aves y la fauna marina. Se estima que cada año mueren aproximadamente un millón de aves y cerca de cien mil animales marinos por consumir basura que desecha el humano. En los estómagos e intestinos de los especimenes estudiados se encuentran restos de plásticos que los animales confunden con presas, y que terminan por producirle la muerte.
Hay que tener en cuenta que el plástico actúa como una esponja que absorbe los contaminantes químicos que actúan como veneno para la fauna marina. Además, el plástico es uno de los elementos que produce el hombre de más difícil degradación, puesto que tardan cientos de años en desintegrarse, incluso miles, dependiendo del tipo de plástico. Lo cierto es que la acción del agua, el sol y el aire puede hacer que el material se rompa en pedazos más pequeños, pero esto lejos de mejorar la situación, la empeoran puesto que los pedazos más chicos son fácilmente tragados por las aves, los peces o las tortugas marinas.
La basura de los mares del Pacífico norte no sólo se encuentra flotando en su superficie. Se estima que del total de los desperdicios que llega hasta los mares, un 70 por ciento se hunde y termina regado en el lecho marino. Según cálculos realizados por los investigadores científicos, por cada kilogramo de plancton que se encuentra en esa zona, existen cinco kilogramos de basura. Es verdad que no es una zona rica en nutrientes marinos, de hecho es una de las más escasas del mundo, pero de todas maneras no es algo natural que haya más basura que vida. Y ciertamente tampoco es algo bueno.
Conciencia
El problema es el mismo de siempre: la falta de conciencia y de previsión para tratar el tema de qué hacer con nuestros desperdicios. Un buen inicio sería restringir el uso de materiales de plástico en nuestras casas y lograr establecer un buen método de reciclado con el fin de producir la menor cantidad de residuos posibles. Pero sin políticas medioambientales coherentes y globales esto no va a ser posible.
Y en un mundo que todavía no sabe cómo ponerse de acuerdo para darle de comer a todos sus habitantes, el qué hacer con la basura que producen parece ser un tema secundario. Aunque no lo sea.
Si deseas un mayor información consulta a http://www.ciencia.es/
1 comentario:
como hacer para formar parte de una asociacion seria para poder librar una lucha intensa para ayudar a solucionar nuestros problemas con el medio ambiente?
tal vez me puedas ayudar, a informarme.
gracias.
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